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Autor Iglesia Hogar
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- La verdadera riqueza es la del corazón, la generosidad con los pobres. Se trata de una enseñanza de san Antonio de Padua, explicó el Papa Benedicto XVI, muy importante hoy, en el contexto de crisis económica actual.
El Pontífice dedicó su catequesis de hoy, dentro de la historia de la Iglesia en el siglo XIII, a la figura de un santo, reconoció, “muy venerado en la Iglesia católica”, famoso predicador y seguidor temprano de san Francisco de Asís: san Antonio de Padua.
De sus extensas enseñanzas, el Papa destacó como actual sus exhortaciones a los ricos de su tiempo, para que no fuesen insensibles ante la pobreza de los demás.
“A principios del siglo XIII, en el contexto del renacimiento de las ciudades y del florecimiento del comercio, crecía el número de personas insensibles a las necesidades de los pobres”, explicó el Papa.
Por este motivo, “Antonio invita muchas veces a los fieles a pensar en la verdadera riqueza, la del corazón, que haciéndoles buenos y misericordiosos, les hace acumular tesoros para el Cielo”.
“¿No es quizás esta una enseñanza muy importante también hoy, cuando la crisis financiera y los graves desequilibrios económicos empobrecen a no pocas personas y crean condiciones de miseria?”, se preguntó, recordando que, en la encíclica Caritas in veritate, afirmaba que la economía “necesita de la ética para su correcto funcionamiento”, pero “no de una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona”.
El santo “conocía bien los defectos de la naturaleza humana, la tendencia a caer en el pecado, por eso exhorta continuamente a combatir la inclinación a la codicia, al orgullo, a la impureza, y a practicar las virtudes de la pobreza y de la generosidad, de la humildad y de la obediencia, de la castidad y de la pureza”.
El Pontífice dedicó su catequesis de hoy, dentro de la historia de la Iglesia en el siglo XIII, a la figura de un santo, reconoció, “muy venerado en la Iglesia católica”, famoso predicador y seguidor temprano de san Francisco de Asís: san Antonio de Padua.
De sus extensas enseñanzas, el Papa destacó como actual sus exhortaciones a los ricos de su tiempo, para que no fuesen insensibles ante la pobreza de los demás.
“A principios del siglo XIII, en el contexto del renacimiento de las ciudades y del florecimiento del comercio, crecía el número de personas insensibles a las necesidades de los pobres”, explicó el Papa.
Por este motivo, “Antonio invita muchas veces a los fieles a pensar en la verdadera riqueza, la del corazón, que haciéndoles buenos y misericordiosos, les hace acumular tesoros para el Cielo”.
“¿No es quizás esta una enseñanza muy importante también hoy, cuando la crisis financiera y los graves desequilibrios económicos empobrecen a no pocas personas y crean condiciones de miseria?”, se preguntó, recordando que, en la encíclica Caritas in veritate, afirmaba que la economía “necesita de la ética para su correcto funcionamiento”, pero “no de una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona”.
El santo “conocía bien los defectos de la naturaleza humana, la tendencia a caer en el pecado, por eso exhorta continuamente a combatir la inclinación a la codicia, al orgullo, a la impureza, y a practicar las virtudes de la pobreza y de la generosidad, de la humildad y de la obediencia, de la castidad y de la pureza”.
Categoria:
Benedicto XVI,
Generosidad,
Homilia,
Riquezas
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