1:21 | Autor Iglesia Hogar
Un hombre rico y su hijo tenían gran pasión por el arte. Tenían de todo en su colección, desde Picasso hasta Rafael. Muy a menudo, padre e hijo se sentaban juntos a admirar las grandes obras de arte.
Cuando el conflicto de Vietnam surgió, el hijo fue a la guerra. Fue muy valiente y murió en batalla mientras rescataba a otro soldado. El padre recibió la noticia y sufrió profundamente la muerte de su único hijo. Un mes más tarde, justo antes de la Navidad, alguien tocó a la puerta. Un joven con un gran paquete en sus manos le dijo al padre: “Señor, usted no me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida. El salvó muchas vidas ese día, y me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala le atravesó el pecho, muriendo así instantáneamente. El hablaba muy a menudo de usted y de su amor por el arte.”

El muchacho extendió el paquete: “Yo se que esto no es mucho. Yo no soy un gran artista, pero creo que a su hijo le hubiera gustado que usted recibiera esto.”

El padre abrió el paquete. Era un retrato de su hijo pintado por el joven soldado. El contempló con profunda admiración la manera en que el soldado había capturado la personalidad de su hijo en la pintura. El padre estaba tan atraído por la expresión de los ojos de su hijo que los suyos propios se inundaron de lágrimas. Le agradeció al joven soldado y ofreció pagarle por el cuadro.
“ Oh no señor, yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mí. Es un regalo.”
El padre colgó el retrato arriba de la repisa de su chimenea. Cada vez que los visitantes e invitados llegaban a su casa, les mostraba el retrato de su hijo antes de mostrar su famosa galería.

El hombre murió unos meses más tarde y se anunció una subasta para todas las pinturas que poseía. Mucha gente importante y de influencia acudió con grandes expectativas de hacerse con un famoso cuadro de la colección.

Sobre la plataforma estaba el retrato del hijo. El subastador golpeó su mazo para dar inicio a la subasta. “Empezaremos los remates con este retrato titulado "El Hijo". ¿Quién ofrece por este retrato?” Hubo un gran silencio. Entonces una voz del fondo de la habitación gritó: “¡Queremos ver las pinturas famosas! ¡Olvídese de ésta!” Sin embargo el subastador persistió: ¿Alguien ofrece algo por esta pintura?, ¿$100.00 dólares?, ¿$200.00 dólares?”.

Otra voz gritó con enojo: “¡No venimos por ésta pintura! Venimos a ver los Van Goghs, los Rembrants. ¡Vamos a las ofertas de verdad!”

Pero aun así el subastador continuaba su labor: “¡El Hijo!, ¡El Hijo! ¡¿Quién se lleva "El Hijo"?!
Finalmente, una voz se oyó desde muy atrás del cuarto: “¡Yo doy diez dólares por la pintura!” Era el viejo jardinero que por muchos años había servido en la casa con el padre y el hijo. Siendo muy pobre, no podía ofrecer más.
“¡Tenemos $10 dólares!, ¡¿Quién da $20?!” gritó el subastador.

“¡Dásela por $10! ¡Muéstranos de una vez las obras maestras!”, dijo otro exasperado."

“¡$10 dólares es la oferta! ¡¿Dará alguien $20?! ¿Alguien da $20?”
La multitud se estaba poniendo bien enojada. Nadie mas quería aquella pintura, "El Hijo". Querían las que representaban una valiosa inversión para sus propias colecciones. El subastador golpeó por fin el mazo: “Va una, van dos, ¡VENDIDA por $10 dólares!”

Un hombre que estaba sentado en segunda fila gritó feliz: “¡Ahora empecemos con la colección!”

El subastador soltó su mazo y dijo: “Lo siento mucho damas y caballeros, pero la subasta llegó a su final.”
“Pero, ¿qué de las pinturas?”

“Lo siento. Cuando me llamaron para conducir esta subasta, se me informó de un secreto estipulado en el testamento del dueño. Yo no tenía permitido revelar esta estipulación hasta este preciso momento. Solamente la pintura de "EL HIJO" sería subastada. Aquel que la comprara heredaría absolutamente todas las posesiones de este hombre, incluyendo las famosas pinturas. ¡El hombre que compró EL HIJO se queda con todo!

Reflexión:

Dios nos ha entregado a su Hijo Jesús que murió para salvarnos. Así, como el subastador, su mensaje hoy es: "¡EL HIJO, EL HIJO, ¿QUIÉN SE LLEVA EL HIJO?" Quien ama al Hijo lo tiene todo.

Mateo 6:33 "Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura."

Fuente: Corazones.org
16:59 | Autor Iglesia Hogar

El águila es el ave con mayor longevidad de esas especies. Llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa edad, a los 40, debe tomar una seria y difícil decisión.

A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo, se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas gruesas. Volar se hace ya tan difícil...!

Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un dolorido proceso de renovación que durara 150 días.

Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo.

Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumar sus plumas viejas. Después de cinco meses, sale para su vuelo de renovación y a vivir 30 años más.

Es imposible... tener ánimo para cosas grandes, quien no entiende que está favorecido de Dios. Santa Teresa de Jesús.
1:15 | Autor Iglesia Hogar
Con mi título de periodista recién obtenido, decidí realizar una gran entrevista, y mi deseo fue concedido, permitiéndoseme una reunión con Dios.

—Pasa, me dijo Dios. ¿Así que quieres entrevistarme?

—Bueno, le contesté, si tienes tiempo...

Se sonríe por entre la barba y dice:

—Mi tiempo se llama Eternidad y alcanza para todo; ¿qué preguntas quieres hacerme?

—Ninguna nueva, ni difícil para Ti: ¿Qué es lo que más te sorprende de los hombres?

—Que se aburren de ser niños, apurados por crecer, y luego suspiran por regresar a ser niños. Que primero pierden la salud para tener dinero y enseguida pierden el dinero para recuperar la salud. Que por pensar ansiosamente en el futuro, descuidan su hora actual, con lo que no viven el presente ni el futuro. Que viven como si no fueran a morirse, y se mueren como si no hubieran vivido. Y pensar que Yo...

Con los ojos llenos de lágrimas y la voz entrecortada, dejó de hablar. Sus manos toman fuertemente las mías y seguimos en silencio. Después de un largo tiempo, y para cortar el clima, le dije:

— ¿Me dejas hacerte otra pregunta?

No me respondió con palabras, sino sólo con la ternura de su mirada.

—Como Padre, ¿qué es lo que le pedirías a tus hijos?

—Que aprendan que no pueden hacer que alguien los ame. Lo que sí pueden hacer es dejarse amar.

Que aprendan que lleva años construir una confianza y sólo segundos destruirla.

Que lo más valioso no es lo que tienen en sus vidas, sino a quien tienen sus vidas.

Que aprendan que no es bueno compararse con los demás, pues siempre habrá alguien mejor o peor que ellos.

Que rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita.

Que aprendan que deben controlar sus actitudes, o sus actitudes los controlarán.

Que bastan unos pocos segundos para construir heridas profundas en las personas que amamos, y que pueden tardar muchos años en ser

sanadas.

Que aprendan que perdonar se aprende practicando.

Que hay gente que los quiere mucho, pero que simplemente no sabe cómo demostrarlo

Que aprendan que el dinero lo compra todo menos la felicidad.

Que a veces cuando están molestos tienen derecho a estarlo, pero eso no les da derecho a molestar a los que los rodean.

Que los grandes sueños no requieren de grandes alas, sino de un tren de aterrizaje para lograrlos.

Que los amigos de verdad son tan escasos, que quien ha encontrado uno, ha encontrado un verdadero tesoro.

Que no siempre es suficiente ser perdonado por otros; algunas veces deben perdonarse a sí mismos.

Que aprendan que son dueños de lo que callan y esclavos de lo que dicen.

Que de lo que siembran, cosechan. Si siembran chismes, cosecharán intrigas; si siembran amor, cosecharán felicidad.

Que aprendan que la verdadera felicidad no es lograr sus metas, sino aprender a ser feliz con lo que tienen.

Que a pesar de que piensen que no tienen nada más que dar, cuando un amigo llora con ellos, encuentra la fortaleza para vencer sus dolores.

Que retener a la fuerza a las personas que aman, las aleja más rápidamente de ellos; y el dejarlas ir, las deja para siempre a su lado.

Que aprendan que amar y querer no son sinónimos sino antónimos; el querer lo exige todo, el amar lo entrega todo.

Que nunca harán nada tan grande para que Dios los ame más, ni nada tan malo para que los ame menos. Simplemente los amo, a pesar de sus conductas.

Que aprendan que la distancia más lejos que pueden estar de Mí es la distancia de una simple oración...

Y así, en un encuentro profundo, continuamos en silencio.