13:56 | Autor Iglesia Hogar

Santa Teresa Benedicta de la Cruz [Edith Stein] (1891-1942)
Meditación para el 6 de enero 1941

Los santos Inocentes, pobres como Cristo pobre

No muy lejos del primer mártir [Esteban] se encuentran las «flores martyrum», las tiernas flores que fueron arrancadas antes que pudieran ofrecerse como víctimas. La piedad popular ha creído siempre que la gracia se adelantó al proceso natural y concedió a los niños inocentes la comprensión de lo que sucedería con ellos para hacerles capaces de entregarse libremente y asegurarse así el premio de los mártires. Sin embargo, ni aún así pueden equipararse al confesor consciente que con heroísmo se compromete en la causa de Cristo. Ellos se asemejan más bien a los corderos que, en su indefensa inocencia, «son llevados al matadero» (Is 53,7; Hch 8,32). De este modo son la imagen de la pobreza más extrema. No poseen más riqueza que su vida. Y ésta también se les quita, sin que ellos opongan resistencia. Ellos rodean el pesebre para indicarnos cual es la mirra que hemos de ofrecer al Niño Dios: quien quiera
pertenecerle totalmente, tiene que entregarse a Él sin reservas y abandonarse a la voluntad divina como esos niños.


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