Con la celebración del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo en el Jordán, finaliza el tiempo de Navidad y entramos en lo que se denomina en la Liturgia, Tiempo Ordinario.

Hoy, Domingo, se celebra el encuentro de Jesús con Juan el Bautista, y el acatamiento de Jesús en todo, dado que no teniendo necesidad de ser bautizado, por ser Dios: cumple fielmente los preceptos que se establecían para los Judios en esa época.

Si bien hace pocos dias celebrábamos su nacimiento, donde los pastores se acercaban a adorarlo; signo que el Pueblo de Dios reconocía el nacimiento de su Salvador, luego; con la llegada de los Sabios de Oriente (Reyes Magos) se Universaliza esta buena noticia, siendo aceptado Jesús como el Rey y Mecías por hombres de todas las culturas, hoy llega; con su bautismo; a la Universalidad del reconocimiento del Hijo de Dios y su Misión Salvífica; que quiere abarcar al mundo todo.

Hoy, se revela en toda su magnitud la Santísima Trinidad. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El Hijo  (Jesús) al bautizarse, es reconocido públicamente por el Padre Creador "este es mi hijo muy querido en quien tengo puesta mi predilección" y el Espíritu Santo desciende sobre él en forma de Paloma, conformando de esta forma la unión indisoluble que existe en la Santísima Trinidad y el misterio de un Dios Trino.