20:10 | Autor Iglesia Hogar
Juan, el discípulo preferido de Jesús, se nos presenta como dechado de devoción al Sagrado Corazón, del cual estuvo pendiente hasta oír sus últimos latidos, hasta verle, después de muerto, traspasado por una lanza. Pero también se nos mostró modelo de devoción al Corazón Inmaculado de María: con entrega virginal hizo las veces del mismo Jesús, y siguió dando a María pruebas de amor filial, hasta que Ella murió.
La tercera Palabra que pronunció nuestro Redentor desde la cruz fue algo más que el mero cumplimiento de un deber de piedad filial para con su desconsolada Madre. En la persona de San Juan confió a María todo el género humano, en particular aquellos que se habían de unir a Jesús mediante la fe. María fue, así, proclamada Madre de todos los hombres: entre ellos -hermanos entre sí-, Jesús es el primogénito, y San Juan fue el representante de los demás, el primero en ser declarado hijo adoptivo de María, y modelo para cuantos lo son como él. Es un santo a quien la Legión debería profesar la devoción más cordial.
Amaba a la Iglesia y a todos los fieles, y se entregó completamente a su servicio. Fue apóstol y evangelista, y tuvo el mérito del martirio. Fue el sacerdote de María, y por eso es el patrón por excelencia del sacerdote legionario, entregado a una organización que no tiene más aspiraciones que ser copia viviente de María.
La fiesta de San Juan evangelista se celebra el 27 de diciembre.

Al ver a su madre y a su lado al discípulo preferido, dijo Jesús: "Mujer, ése es tu hijo". Y luego al discípulo: "Esa es tu madre". Desde entonces el discípulo la tuvo en su casa (Jn. 19, 26-27).
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